viernes, 4 de junio de 2010

CHISTE REAL

Cuentan unos amigos, que por la zona de Santa Cruz de Tenerife, en una de las callejuelas cercanas a la Capitanía Militar, había una barbería, donde los altos mandos de este asentamiento, acostumbraban rasurarse la barba. Al parecer en la entrada había un perchero donde los militares colgaban sus chaquetas mientras los afeitaban y justo al lado, había una jaula donde moraba un simpático loro que decía a todo aquel que se le acercaba una frase no muy bien vista por los militares de entonces pero a la que hacían la vista gorda por tratarse de tal gracioso animal. "...que muera Franco", decía, "...que muera Franco", repetía.  
Uno de los capitanes, al enterarse, muy enfadado aquel día, juró que se pasaría por la barbería y si el loro decía algo contra el Generalisismo,no tan solo le arrancaría las plumas al pájaro, sino que también encarcelaría al barbero, rumor que no tardo en llegar al astuto barbero, que ni corto ni perezoso, se dirigió al convento cercano donde había un loro hermano del que este tenia en su barbería y haciendo un trato con las monjitas, cambio a un loro por otro durante unos días a la espera de que se enfriaran de nuevo los ánimos.
Efectivamente. Al día siguiente llego el capitán y se plantó delante del loro esperando a que este dijera algo. Durante un rato, el ave contemplaba la cara indignada de aquel hombre que parecía explotar en cualquier momento.
¡A ver loro!, ¿porqué te callas ahora?, ¿No tienes nada que decir?... Gritaba el Capitán mientras el loro lo miraba estrañado ladeando la cabeza
¡Di algo!, se ensañaba el capitán, ¡Que digas algo, Ostia!. Tu no eras el que no se cansaba ayer de repetir "...que muera Franco""...que muera Franco", a lo que el loro siguió con voz de desconsuelo.... "Dios lo oiga hermano"   

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